“Allá llegaremos!”
Estábamos entre aquellos y aquellas que en los 90 se dieron cuenta de que el neoliberalismo, mientras promovía la libre circulación de capital y bienes de consumo, sostiene políticas de migración que controlan y criminalizan la circulación de personas, especialmente aquellas de los grupos y etnias mas empobrecidos y discriminados.
Hoy día, continuamos a reconocer en los movimientos internacionales de migrantes una estrategia de resistencia a las políticas económicas neoliberales impuestas sobre el Sur global. Pero los riesgos políticos de la generalización nos llevó a distinguir entre dos tipos de protagonismo. El primero, no-intencional, configura una estrategia individual de respuesta a las dinámicas estructurales de violencia y exclusión. A pesar de su ambivalencia y alcance reducido –porque sus objetivos son la inclusión y transformación de situaciones individuales-, sigue sendo un señal importante de resistencia en el contexto internacional. El segundo tipo, crítico y conciente, incorpora practicas de intervención en las esferas política y simbólica, una lucha estratégica contra el racismo y diferentes formas de discriminación y la formulación de alternativas. También él puede ser ambivalente y tener un impacto reducido. Pero esto no hace con que sea menos relevante, porque implica la toma de una posición ética y política de antagonismo que expone las estructuras discriminatorias y hace con que los migrantes aparezcan como protagonistas y no victimas.
Con el pasar del tiempo, sin embargo, también esta distinción mostraría sus limites: en su esfuerzo por tornar los migrantes visibles como protagonistas, los protagonistas concientes corren el riesgo de hablar en nombre de aquellas y aquellos que son constituidos por el discurso de la representación. Contradiscursos radicales pueden muchas veces practicar esta violencia, que silencia a quienes supuestamente representa. Hoy, nuestra actitud crítica esta dirigida no solamente a las llamadas elites hegemónicas sino también, en un gesto autocrítico, a activistas e intelectuales migrantes en territorio europeo.
Una cosa, sin embargo, no ha cambiado. Mismo con medidas de restricción y leyes discriminatorias, mismo con las muertes en el litoral europeo, mismo con los programas de colaboración con gobiernos del Sur para contener la migración, mismo con la violencia y precariedad a que se exponen los sin papeles, la gente sigue viniendo a Europa. Una vez aquí, muchos logran quedarse. La Comisión Europea estima que el numero de nuevos migrantes a cada año sea algo entre 350,000 y 500,000.
Hace algún tiempo, vi un reportaje en la TV que mostraba hombres negros, sus manos y pies atados, que habian sido capturados por la policia cerca de Ceuta y Melilla, en España. Uno de ellos, entrevistado por un reportero, fijó la camera directamente y, con una voz firme, dijo: ‘Ellos pueden construir cuantos muros y vallas quieran. Seguiremos intentando, y lograremos cruzar. Allá llegaremos!”
Rubia Salgado es miembra fundadora de maiz, un centro autónomo de y para mujeres en Linz, Austria, donde hace trabajo cultural y educacional. El centro fue fundado en 1994. www.maiz.at