¿Cuánto cuesta ese cisne negro de la ventana?
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Cuando me preguntaron en qué estaba equivocado diez años atrás, lo primero que pensé fue en mis certezas juveniles treinta años atrás. En ese entonces Jimmy Carter era el presidente de los Estados Unidos y yo estaba seguro de que estaba tan a la derecha que el país no podía avanzar más en ese sentido. ¡No había posibilidad alguna de que Ronald Reagan pudiese ser elegido presidente! Pensábamos que Carter iba a deslizarse hacia la reelección y que entonces algún tipo de cuasi-izquierda social y democrática, probablemente verde, desafiaría el duopolio Demócrata/Republicano en 1984… Nos equivocamos profundamente.
Lanzamos la revista Processed World en 1981 imaginando que seríamos parte de un levantamiento obrero en la esfera de la circulación. Trabajadores bancarios, empleados administrativos temporales, empleados de las compañías de seguros, secretarias y programadores de algún modo acordaríamos que el trabajo que realizábamos era completamente inútil y contraproducente y, a través de tácticas diseminadas de desinformación y sabotaje disruptivo, ayudaríamos a hundir al sistema capitalista. Equivocados otra vez.
Escarmentado por no haber podido anticipar el giro derechista de la política estadounidense, ni el colapso de la Unión Soviética ni nada importante que hubiese sucedido en el último cuarto de siglo, dejé de elaborar pronósticos mucho antes hace diez años. Aún así, viajé a Seattle para participar de las protestas contra la OMC, bastante seguro de que no iban a contar demasiado. Y me equivoqué. Estuve luego en Washington en el año 2000 para participar en las protestas contra el Banco Mundial y el FMI, pero no tenía expectativas de que resultaran demasiado efectivas –y acerté! No tuve grandes expectativas acerca del movimiento anti o alter-globalización, siendo de todos modos un cauteloso participante y partidario del mismo.
No esperaba el 11 de septiembre –pero cuando sucedió, no me sorprendió y no me horrorizé ni remotamente tanto como la mayoría de la gente que conozco. De inmediato, recordé una novela de Harvey Swados, Standing Fast, que relata la historia de un grupo de ultraizquierda (basado libremente en la Tendencia Johnson-Forest de CLR James y Raya Dunayevskaya) desde sus luchas intestinas en 1934 hasta 1963, cuando Kennedy es asesinado. Uno de los temas más absorbentes del libro es la función de la guerra como factor dispersante y disgregante de las redes sociales que constituyen la columna vertebral de las luchas. En la época en la que los Estados Unidos entraron la Segunda Guerra Mundial, un gran número de personas participaban de sindicatos, partidos y grupúsculos; el efecto de la guerra fue como tomar a todos esos grupos sociales y tirarlos por los aires como si fuesen confites. Cuando volvieron al suelo todos estaban en un lugar distinto: había que comenzar todo de nuevo, pero en un nuevo territorio (geográfico, político y psicológico).
De forma similar, el 2001 era en términos globales un año de gran efervescencia. Si bien la frase “otro mundo es posible” estaba lejos de constituir una agenda política coherente, se encontraba tomando velocidad antes de ser temporalmente descarrilada por la beligerancia imperial recargada de una bestia herida.
En el 2009 el cambio climático global se viene dando a paso acelerado y la Gran Crisis del capitalismo está aquí, pero a la vez no lo está. ¿Podrá el capitalismo arreglárselas por otro año o por otro siglo? Es fácil decir que el cielo está cayéndose (es probable que así sea), pero no podemos conocer el futuro. Y en especial no podemos conocer por anticipado la eficacia de nuestros comportamientos, de nuestras elecciones. No tenemos la certeza del “éxito” pero aún así debemos comprometernos. La historia es nuestra para que la construyamos. De a un día, un año, una generación a la vez.
Chris Carlsson es un activista y escritor residente en San Francisco. Su último libro se titula Nowtopia: How Pirate Programmers, Outlaw Bicyclists, and Vacant-lot Gardeners are Inventing the Future Today. (Ahoratopía: Cómo los programadores piratas, los ciclistas forajidos y los jardineros de terrenos baldíos están inventando el futuro hoy) www.chriscarlsson.com